lunes, 17 de agosto de 2009

Bodas de plata

Este martes mis papás cumplen sus 25 años de casados por religioso. El martes pasado los cumplieron por civil. Sí, es una ocasión especial.
El martes pasado sentí en mi corazón que debía hacer algo por celebrar este momento, a pesar de todo. Mis papás estan "separados" aunque viven juntos y cada uno duerme en su cama de plaza y media. Sí, puede resultar irrisorio o patético. Es una larga historia. Pero que una pareja de esposos se separe me parece soberbia pues, ¿no?
Yo creo que cuando uno se casa por religioso, le hace una promesa también a Dios y recibe una bendición y una gracia especial de parte de Él para amar y respetar al otro pase lo que pase. ¿Quiénes somos nosotros para deshacer lo que Dios hace?
Así que, bueno, un matrimonio es un matrimonio. Y decidí convocar a los familiares y amigos más cercanos para hacer una reunión íntima y sorpresa para celebrar que estamos vivos y juntos pudiendo ser la historia tan distinta.
Yo no quería organizarlo, es decir, a mi no me nació hacerlo. Eso lo tengo por seguro. Fue Dios quién puso eso en mi corazón. Y cuando yo llamaba a la gente, me empecé a sentir bien (notorio indicador de que son cosas del Señor). Mi tía Ruthie también me ayudó mucho.
Incluso le pedí al párroco de la iglesia que queda por mi casa que vaya a la casa a bendecirlos. Y así fue.
Estuvo todo muy bonito y divertido, luego tuvimos un verdadero reencuentro familiar.
Al hacer el brindis, leí la lectura del día (Mt. 19 3-12) sobre el matrimonio y el divorcio. Esa fue mi confirmación de que Dios lo planeó todo, yo solo fui un instrumento de Él.


Es por eso que le agradezco a Dios con todo mi corazón.