domingo, 17 de abril de 2011

Si no fuera por ellos...

Hoy recordé una vez más mi vocación misionera: Nací para ser catequista. Ya empezó el nuevo programa de Confirmación y estoy emocionada con ello. No me cansaría de evangelizar a jóvenes.
Me ha tocado un nuevo grupo, todos son muy buenas personas y estos meses serán increíbles.
Hoy fuimos a misa juntos, como corresponde, y yo venía de unas semanas flojas espiritualmente. Cuando llegó la hora de la comunión, los chicos fueron y yo no podía ir a recibir a Cristo pues no estaba preparada. Me sentí exhortada. Desahuevada.
Uno de ellos me pregunta: "¿Vas a ir?" Y yo le dije que no podía pues no había podido llegar a tiempo para confesarme. "Tienes que llegar más temprano, pues", me dijo sonriente. No podía evitar darle toda, todita la razón.
Que un chico mucho más joven que yo me motive a regresar al camino, a dejarme de sonsear y ponerme las pilas, a reconocer mis errores... fue mi Domingo de Ramos perfecto. Por tanto, en la siguiente misa, hice mi colita y me confesé (si no hubiera pasado lo anterior, no me hubiera confesado por flojera y lo hubiera dejado pasar un domingo más, lo admito).
Estoy animada y feliz porque encuentro en la catequesis lo que Dios quiere para mí.

Es por eso que le agradezco a Dios con todo mi corazón.

1 comentario:

  1. Hoy descubrí tu blog, es muy interesante lo que comentas me gusta. Espero que sigas escribiendo cosas como estas, me ayudas mucho algún día quisiera ver en persona quien me ayuda a despejar ciertas dudas.

    ResponderEliminar