
Sólo estuve diez minutos ahi, pero fue más que suficiente. Me sentí avergonzada en su presencia, el corazón me latía rápido. No sabía por qué me sentía así, pero lo único que puedo decir es que hoy corroboré una vez más que Dios existe (teoría que se cree absolutamente a través de la fe, pero que también se comprueba día a día con el corazón).
El Santísimo no es solamente una imagen, es Jesús (el mismo que murió y resucitó por nosotros) presente, mirándote a los ojos y derramando su amor y su paz. Altamente recomendable.
Es por eso que le agradezco a Dios con todo mi corazón.
Habra que probar!
ResponderEliminarClaro que sí!
EliminarMe cuentas que tal te fue :)