domingo, 27 de septiembre de 2009

Tu semana, mis dudas

Hoy concluye una semana en la que no he sido yo misma sino un instrumento de Dios. Por supuesto, para gloria suya y humillación mía.
El rebaño de jóvenes está pasando por una etapa difícil. Y yo no soy muy tolerante a las frustraciones. La perseverancia no ha sido nuestro fuerte. Algunos van un sábado, otros van al siguiente. Por ende, ningún bloque de temas puede ser asimilado y no estamos creciendo.
Nuestras prioridades estan mal planteadas. Si aparece algo de último momento, o nos da flojera, o tenemos que estudiar... "Ya ps, ya no llego al grupo". O vamos sin ganas. Como si Dios fuera, sin exageración alguna, la última rueda del coche.
Nos comprometemos y no cumplimos. Nos portamos como niños. Siendo sincera, de pronto me di cuenta que los del rebaño de adolescentes muchas veces son más maduros que nosotros. Deprimente. Y yo que ando con la tendencia...
Pero esta semana me alumbró un poco. Hablé con cada uno de los del rebaño, largo y tendido. Igual algunos harán lo que les da la gana porque cada uno es libre. Y Dios sabe lo que hace conmigo.
El problema es ese. Dios sabe, pero yo no tengo la más mínima idea.
La semana pasada estábamos orando y cuando partí la Biblia leí el bautismo que Juan le hizo a Jesús. No entendí qué significaba eso en mi vida. Pero ayer me ayudaron a comprenderlo: Me siento indigna de servir al Señor.
Y es que siempre pienso lo mismo. Hay mucha gente buena y PACIENTE y con muchos carismas en el mundo. No me siento la persona idónea para servir al que es dueño de absolutamente todo. Como Juan, a veces no sé por qué lo hago, pero tengo que hacerlo.
Fue una semana de servicio. Y no soy pesimista, me sentí muy bien de poder compartir con mis hermanos. Los conozco cada vez más y los amo cada vez más. El problema es que el amor a mí misma no está creciendo.
Estaba triste anoche. No sabía si valía la pena. Pero de pronto vi un papel frente a mí que decía "Jesús, yo confío en ti". Era un mensaje del Señor y decía que no me debo dejar perturbar ni aturdir. Sólo debo entregárselo todo. Pero me cuesta tanto.
Sé que en la medida en la que yo entregue mi tiempo y mi corazón, ese Dios al que tanto adoro llenará mi vida. Así que retendré a mi fe... y ella se quedará conmigo.

Es por eso que le agradezco a Dios con todo mi corazón.

3 comentarios:

  1. Estando aqi, sentada frente a la compu y leyendo este mensajito qe has escrito,entre feliz y confundida... puedo decirte qe Dios solo kiere k seas tu aqella persona qe nos guie o weno hablo por mi, aqella persona qe me guie a èl, creo qe hasta ahora no e podido decirte GRACIAS!! e aprendido a sonreir y ver las cosas desde otro àngulo como diria el ingeniero jijijijiji
    Como escuche ayer a Israel: Escucha con los odios, abre bien los ojos y entrega!!!
    Te quiero mucho Moyitaa!!! Solo dejate guiar por èl y limpia esos odios pa qe lo escuches jejeje...

    ResponderEliminar
  2. Tu eres una persona muy inteligente... (por lo menos eso parece cuando escribes estos textos), paciencia? yo creo que la tienes y mucha!! o es que acaso nunca le has servido a un enfermo? yo creo que sí. Todos lo hemos hecho y en algunos casos (en particular) hemos sido los enfermos... Gracias por tus mensajes... aunque los leo tarde (muy tarde) se que me van a ayudar mucho!

    ResponderEliminar
  3. NUNCA es tarde!
    Y como diría uno de los dichos de mi abuela: Nunca es bastante para el que bastante es poco...
    Sigamos caminando :)

    ResponderEliminar